viernes, 15 de enero de 2010

Apeo del Bus (me hace gracia la palabra)

Salgo de la parte trasera del bus, no sin esfuerzos para alcanzar el suelo, después de la operación de rodilla, que me está dando más problemas de lo que pensaba. De la puerta de enmedio, sale una señora que me duplica la edad y aún le sobran unos cuantos (alrededor de 70 años tendría), también medio aferrándose a la puerta para, no sin menos dificultades que yo, alcanzar el suelo.

Se me queda mirando, como si me conociera de algo, y me pregunta qué me ha pasado. Va en mi misma dirección, y me suelta la historia de sus médicos, de su hermana, del autobús... Y yo, callada, la escucho, pensando que siempre se me acercan este tipo de personas y me cuenta su vida.

Llegamos a un paso de peatones, y se despide con un deseo: que me recuperara pronto. Y yo, sigo bajando la cuesta, y entre los pensamientos, se me cruza que algún día, seré yo la que le pregunte a alguna persona más joven, y le suelte la monselga sobre mi vida, mi rodilla, mis cosas... Y es que, la vida es eso, acumular experiencias, y transmitirlas si se pueden a las generaciones venideras.

1 comentario:

Ra dijo...

Je je je. La edad no perdona y las experiencias son para compartirlas. Buen punto de vista ese de ponerse en el lugar del otro. Creo que falta más empatía en nuestro mundo.
Buen día!