viernes, 17 de abril de 2009

Autobus Fantasma

Roma. Coliseo. Después de pasear por todo el Foro Romano, imaginando la vida allí, vamos al Coliseo.

"Cierra los ojos. Ahora, abre tus oidos, y escucha como una multitud de personas aclaman al gladiador..."
"Alaaaaaaa, qué poco romántica... Has roto el momento."

Después de imaginar a esos gladiadores, a ese espacio lleno de una multitud sedienta de emociones, a esa arena inundada por agua para simular batallas navales... salimos de allí, muertas de hambre, de sed, y cansadas de andar.

- ¿Qué hacemos? Buscamos algo para comer por aquí, aunque sea demasiado turístico o nos vamos para otro lado?
- Pues vamos a terminar de dar la vuelta al Coliseo y si no vemos ningún sitio nos vamos, ¿no?

Así, seguimos bordeando todo el Coliseo.

- ¿Ese restaurante no tiene la bandera gay en el cartel? - pregunta mi mujer.
- ¿Dónde? Ah, sí. ¿Quieres ir, no?
- Tú qué crees...

Al final, al mediodía era un sitio turístico, de comidas, cafelitos... Se llama Coming Out. Veíamos en la barra a una chica, con bastante "plumilla", y bueno, como siempre, me tocó preguntar a mí, por sitios de ambiente en Roma. La muchacha, más o menos nos explicó. Nos recomendó que fuésemos a un sitio que se llamaba Omogenic o Circolo degli Artisti. www.circoloartisti.it



Total, que salimos. Al final, después de estar andando casi una hora (y meternos en una tasca a comer algo, la mejor focaccia que hemos probado nunca, lleno de tíos), encontramos el sitio. Serían casi las 12 de la noche. El sitio genial. Lo mejor es que no se fuma, así que puedes salir de un pub abarrotado de personas que no hueles a tabaco, ni pelo, ni ropa, ni te escuecen los ojos...

Al principio, dimos una vuelta por el sitio, tras pagar la entrada, sin derecho a consumición. Era una antigua casa, con patio grande, donde la variedad de personas que nos encontrábamos, ya fueran gays, lesbianas, heteros, blancos, negros... se distribuían por las diferente mesitas o tablados, mesas o suelo... Nadie miraba a nadie. Luego, nos fuimos a la barra a pedir bebidas, que eso sí, carísimas, ya fuera un refresco, una cerveza o un cubata. Tras eso, nos sentamos al fresquito de la noche, a charlar.

Cuando acabamos las bebidas, fuimos a ver las diferentes salas. Había una enorme, con un escenario al fondo, en el que había chicos y chicas enseñando sus cuerpos, bailando, cantando, animando al público. Había también algunas personas que aunque no fueran lo que entendemos por drag queen, iban vestidas de forma exagerada.

Otra sala era con música setentera y ochentera. En esa nos quedamos la mayoría del rato, pues mi "estado de salud" no me permitía estar en la otra, con tanta gente. Aquí vimos a una chica, que como nosotras, estaba de marcha, que se hizo con la pista y estuvo bailando alrededor de un chico, en plan shakira-árabesca...

Casi a las 3, estába yo algo cansada, así que nos fuimos. Y aquí comenzó la verdadera aventura. En vez de decirnos "siniestra" nos dijeron "destra", y allá que nos metimos nosotras, por calles solitarias, sin un alma... Algo desesperadas le dimo la vuelta a la manzana, sin encontrar la parada del bus nocturno que buscábamos. Así que volvimos tras nuestros pasos. Tras andar unos 20 minutos, por fin, encontramos la parada del bus.

Sin saber de dónde, de repente apareció nuestro autobus. Nos montamos algo apresuradas. Había bastante personas, algunas dormitando en los asientos, completo entero. La mayoría eran inmigrantes. Nos miraban. Me dirigí a la máquina de tickets, y pedía monedas de euros, que no teníamos sueltas. El conductor nos gritó que él "finito". Agobiadas, veíamos las miradas clavadas en nosotras de los demás viajeros/as. Hasta que al final, una chica, con aspecto demacrado por las drogas, nos dijo en italiano que no nos preocupáramos, que a esa hora no había revisor.

Ahora, nuestra preocupación era bajarnos en la parada acertada. Seguíamos sintiendo las miradas, en silencio. Las dos juntas, al lado de la puerta del bus. Cuando por fin, vimos un edificio que estaba cercano a nuestro hotel, y le dimos al botón solicitando la parada. Fué entonces, cuando nos bajamos, y vimos que por casualidades, la parada estaba en la misma puerta del Hotel. El autobus se esfumó, como cuando apareció en la parada, como si se tratara de un autobus fantasma, el autobus de Harry Potter.

Entonces, el estress contenido, los nervios de haber andado tan tarde por unas calles oscuras, solitarias y desconocidas, un autobus en el que no pagamos y éramos objeto de extrañas miradas, y por fin, encontrarnos en la puerta misma del nuestro Hotel, por arte de magia, hizo que nos abrazáramos y échasemos a reír. Así entramos a la recepción del hotel, sobre las 4 de la mañana, abrazadas y riéndonos estentóreamente; y el señor de recepción, mirándonos, mientras pensaría que estábamos locas y borrachas.

Volveríamos a repetir. Eso está claro.
RECOMENDACIÓN: Si vais a Roma, id un viernes o sábado por la noche a Coming Out, al lado del Colisseo, donde hicimos al día siguiente por la noche amistad con un grupo de chicas italianas. El ambiente genial, buena música, buena comida y muchas chicas...

1 comentario:

Ra dijo...

Guau!!!

Vaya nochecita, no??

Gracias por la recomendación!!

Cómo mola... a mí no me importaría ir en ese bus fantasma... la adrenalina que debes contener! y luego desfogarte en el hotel con tu pareja!! qué no??